domingo, 27 de diciembre de 2015

BASES ECONÓMICAS EN LA ARQUITECTURA ARGENTINA

Foto: Av. Entre Ríos 1848 - Foto tomada 2014 
    @ Peña de Historia del Sur




Buenos Aires  es una ciudad asombrosa.


Desde el punto de vista urbanístico, ecléctica como se nos ofrece, nos deleita, aún con aquellos montajes que no son nuestros favoritos.


Simplemente, porque resumen el tiempo en que se edificaron, nos hablan de los anhelos y fantasías de los que encargaban las obras; de las obsesiones y aprendizajes de los arquitectos y constructores implicados: de los frentistas del Ticino (a), de los rostros  de la nostalgia en los mascarones; de los herreros sobre la fragua.



                                                              

Foto: Solís 1839 - tomada 2014
@ Peña de Historia del Sur 



No todo era rosas en los empeños sobre los planos. Los sectores que dirigían la economía, construían sus mansiones afrancesadas, de espaldas a los sectores que continuaban considerando serviles y con un profundo desprecio, por los nuevos ricos que fabricaba nuestra  economía de fines el XIX y comienzos del XX.




                                             Av. Alvear 1922


Considero que el desprecio no se dirigía  las falsas gárgolas, a la exagerada ornamentación de los frentes que la más de las veces remitía a una suerte de mercadillo donde revolviendo todo se podía conseguir a buen precio.



                                                              Foto: Av. Entre Ríos 2050 - Foto tomada 2014 
                                            @ Peña de Historia del Sur



Sino a los nuevos, que encarnaban  un afán de lucro desmedido, pisaban fuerte en la economía nacional y lo que era peor se metían entre los entresijos oligárquicos: “a fuerza el dinero ahorca”. A punto tal que ya se iban mezclando en sangre. Las hijas de los parvenus se matrimoniaban con segundones de la elite, con embajadores extranjeros en nuestra ciudad. Y , así ocupaban espacios en instituciones, clubes, masonería, hilaban política y economía, tratando de hacer olvidar sus orígenes, aún cuando su pronunciación delataba su condición de recién llegados.


Estos inmigrantes, que habían venido a poblar el gran suelo argentino, cuando el viento soplaba a su favor y generaban fortunas, compraban tierras, edificaban cascos de estancias fabulosos, formaban cotos de caza. En fin, remedaban de alguna manera al sr. Feudal de sus terruños europeos, a los apellidos copetudos de la  casta del poder nacional.



Pero, la economía argentina era insegura.  Cada 3 u 8 años, un terremoto económico ponía la soga al cuello. Se salía de ellos, pero temores permanecian. Una forma de  asegurar los billetes, lo ofrecía el sector inmobiliario. El que apuesta en ladrillos nunca pierde. 


Así los industriales enriquecidos o en vías de lograrlo, contrataban constructores, arquitectos para levantar edificios de renta que les asegurara el porvenir… Por si acaso. 



Los terrenos eran exprimidos en el afán especulativo, muchas casa que observamos con admiración en sus frentes son por dentro cuevas crueles. Y este detalle del que pocos hablan, hay que repetirlo, para comprender cabalmente, aquel boom inmobiliario.


Estas son más, con detalle más o menos, los basamentos de la arquitectura que admiramos. Ahora, que se ha puesto tan de moda. En los muchísimos años que llevo historiando Buenos Aires, nunca había observado tanto interés por los estilos, la carpintería, los mármoles. Es algo muy positivo. Porque de esta forma, se generará una conciencia sobre nuestro patrimonio. (Espero que no un comercio, que daría lugar a una segunda tanda de lucro sobre las mismas obras)  



Dra. Ana di Cesare  y Margarita Paroli - Para Investigación Caro Colombo, por Peña de Historia del Sur 
Pulicado 26 de diciembre de 2015